Asignatura Pendiente

En la mañana del 3 de agosto de 1969 fallecía mi hermano Francisco José (Pepito); desde el mismo momento en que me enteré, me indispuse con mi Padre; me indispuse muy en lo íntimo, porque no osaba darme el lujo de expresar ese estado con nadie. Pero lo cierto es que desde ese momento hasta el accidente del 3 de setiembre de ese mismo año, que se llevó a mi padre y luego a mi madre, aquel estado de indisposición inexpresada me atormenta de culpas por no haber cumplido, con todas mis posibilidades y con todo mi mejor esfuerzo, el rol que debería haber cumplido como hijo en esos momentos de tanta trascendencia familiar. Es así que me vuelven siempre las mismas preguntas: ¿Qué habría pasado si Yo hubiera actuado diferente?, ¿Si hubiera puesto todo mi cariño en ayuda de mis padres, se habría evitado el accidente?, pero por sobre todo, me atormenta en estas fechas el hecho de que mi incomprensión me llevó a sufrir la muerte de mi Padre en momentos de alejamiento para con él, justo cuando más me hubiera necesitado. Esa es una asignatura pendiente que tengo y que pienso concretar con este proyecto de País Productivo, al no reeditar la estupidez de aquellos momentos.

Yo aprendí esa lección de la forma más dura, lo que me marcó a fuego en toda mi vida. Esta lección aprendida hace que haga todo lo que esté a mi alcance para que las cosas buenas perduren pese a aparentes tropiezos, lo aplico en todos los ámbitos en que actúo, lo he aplicado una y otra vez, frente a la desazón de algunos con menos experiencia de vida en ese sentido, que esperan que las cosas se cumplan sin tropiezos y aceleradamente, haciendo de nuestra impaciencia el principal aliado de quienes quieren frenar este proyecto que no nos podemos dar el lujo de abandonar.
Hacer el mejor esfuerzo en lo que creo me lo pide a gritos la memoria de mi Padre, porque él siempre actuó así con cada paciente, y recuerdo clarito cuando del Dr. Godofredo Fernandes me contaba, ya vuelta la democracia y trabajando en juntar firmas para el primer intento de derogación de la Ley de Caducidad, todo lo que mi padre había hecho y sufrido, como médico, por la enfermedad de mi hermano Pepe.
En fin, lo que quiero trasmitir es que todo lo que los Frenteamplista no hagamos ahora para lograr un período más de gobierno, nos pesará si no lo logramos, ojalá que nadie deba lamentarse, como tuve que lamentarme yo. Por lo menos yo voy a hacer lo que me corresponde y todo lo más que pueda esta vez, porque para angustias y culpas ya tuve suficientes con mi inacción durante agosto de 1969.