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23 de noviembre de 2007

VIOLENCIA, ¿Causa o Consecuencia?

La violencia es uno de los fragelos de la humanidad, que es causa y efecto de si misma, tal vez por esa razón la legislación sobre la materia se ha entorpecido entre divagaciones de la causa y la consecuencia.

Pero por sobre todas las argumentaciones que hacen de la Violencia una Entelequia difícil de entender y legislar, por fin estamos comprendiendo que sus manifestaciones deben ser combatidas directamente, desde las propias políticas económicas y también con la letra de la Ley, cortando con ese círculo vicioso que la alimenta desde su misma acción.
Vemos con agrado, en consecuencia, la concientización de la sociedad al respecto, que hace de la violencia contra los niños y mujeres un delito real y penalizado por la Ley, porque no hay justificación para la Violencia, sea individual, institucional, o venga de donde venga.

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17 de noviembre de 2007

UNA CUESTIÓN DE SENTIMIENTOS

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¿Quién puede dudar que la Unidad es el Camino?; ello es un tema de una claridad meridiana, pero …
Cuando hablamos con personas de bien, que por estar en una actitud discorde aparentan no contribuir a esa Unidad, terminamos por entender las razones de la discordancia, y dudamos.

Finalmente terminamos entendiendo que discrepancia no es desunión, que puede haber discrepancia en la unión, y que eso la hace duradera y auténtica.
Esta Unidad del Gobierno y de la Fuerza Política exaspera a quienes, desde la oposición, intentan aprovechar para sus arcas la aparente desunión. Es claro que no entienden la Fuerza de la Unión del Frente Amplio-Encuentro Progresista-Nueva Mayoría.
Es que esa Unión actúa a nivel de los sentimientos, surgidos por tantas vivencias, desencuentros y encuentros pasados; y cuyo campo de acción (de los sentimientos) es de una fuerza infinitamente superior al nivel de la razón, que alienta las posibles discrepancias del momento.
Pero, ¿cómo puede entender esto una oposición cuya unión se ha forjado simplemente por conveniencias mundanas y materiales?
Cuando lo entiendan estarán con Nosotros y los recibiremos como compañeros de siempre.

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10 de noviembre de 2007

LEYES DE LA VIDA

Las leyes de la vida son también aquellas que se invocan para justificar cosas complicadas sin mucho palabrerío, por quienes han experimentado las consecuencias de vivir, diciendo: “es como la vida misma”.
El devenir del tiempo hace que la acumulación de esfuerzos, acciones, reacciones, etc. etc. resulten en un imbricado devenir, que da lugar a la teoría del caos como la perfección de la evolución.
Es así que lo que resulta improbable con análisis clásicos de Causa-Efecto, se abre camino explosivamente con la acumulación de voluntades, en un tiempo y espacio próspero para la germinación de tanta lucha y desesperanza acumulada.
Lo que en un momento no pudo ser, resultará posible cuando la vida misma así lo disponga. No es cuestión de conveniencia, decretada por estudios muy argumentados de especialistas o profesionales en la materia, es cuestión de las expresiones de la vida de los pueblos.
Hoy nos encontramos con que lo que muchos pensábamos que era asunto caduco, realmente no lo es. Y nos encontramos con que no se puede decretar la paz y el perdón por fuera de las leyes de la vida, sean éstas caóticas o no. Nos encontramos con que la acumulación de tanta desesperanza para que la verdad y justicia se abriera paso, se transforma en esperanza y nos contagia de alegría.
Tal vez no sea el momento, tal vez no lo sea nunca, porque la vida misma tiene un tiempo en que los sucesos nacen, crecen y mueren, y luego sólo quedan para el recuerdo y la reivindicación histórica.
Pero tal vez sí sea el momento que el Nuevo Espacio y tantos otros no han dejado de anhelar; y sea o no sea el momento, la vida misma hará que las cosas se desarrollen y evolucionen hacia la verdad, con la justicia y dignidad que nos merecemos.

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4 de noviembre de 2007

Un sistema fiscal solidario

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La concepción con que se diseñó el IRPF es una expresión de la más pura solidaridad aplicada.
Un País que quiera progresar con justicia social, debe tener un sistema impositivo que apunte a ello, pagando más quien más puede hacerlo.
Para muchos sectores de esta sociedad, parecería que la Solidaridad es Inconstitucional, interpretando la Constitución dislocadamente en el tiempo y según sus intereses sectoriales.
Pero lo sorprendente, o no tanto, es ver cómo se olvidan las urgencias de los más necesitados y las prioridades tan largamente enarboladas por la gente de bien, cuando se afectan los intereses propios, festejando un dictamen del Fiscal de Corte que atenta contra todo lo que se pueda hacer en el sentido de la Solidaridad Fiscal.
¿Qué nos queda entonces para cumplir con la Constitución interpretada por esos sectores?, ¿que cada quien aporte a voluntad, apostando a la solidaridad individual y voluntaria?. Realmente no creo que se logre con la ayuda de los medios, con programas de televisión, obtener los dineros para la Educación, la Salud, la Seguridad y la Previsión, para los que no pueden obtenerla directamente de empresas y sistemas privados o por la vía de la excepcionalidad.
Si bien el sistema debe mejorarse, no nos dejemos atrapar por la conveniencia inmediata, porque otros vendrán que nos pondrán los impuestos que tanto conocemos, como la corrupción en altas esferas, la devaluación, la disminución de los salarios, etc. etc; porque para esos sectores todo eso sí es constitucional.

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1 de noviembre de 2007

La solidaridad, catalizador de: País productivo, progresismo y reforma del Estado

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Para la reafirmación de las reformas estructurales que hagan sostenible un país productivo, debe afianzarse el camino del progresismo. Ese afianzamiento requiere también de las acciones sociales que mitiguen las urgencias de los sectores más sumergidos, porque no hay verdadero progresismo sin la solidaridad.
La Solidaridad implica que los más agraciados y productivos frenen sus genuinas aspiraciones, para permitir un avance parejo de toda la sociedad, porque una vez y otra a lo largo de la historia se ha demostrado que el paradigma económico de crecer primero para repartir después no es viable, ya que conlleva a ahondar las diferencias, la corrupción y con ello a aumentar las brechas de la sociedad que atentan contra la solidaridad.
Justamente, la solidaridad implica el control de esas brechas de la sociedad, mediante la intervención del Estado como entidad reguladora del progresismo productivo y el control de todos los posibles desvíos a que es tan proclive la naturaleza humana.
A nadie puede caberle la duda que la reforma tributaria del progresismo conduce a este fin, por ello, las dificultades de su implementación que interponen quienes reniegan de la solidaridad a costa de sus beneficios obtenidos y adquiridos dentro de una sociedad que privilegió constantemente los sectores más prominentes que una y otra vez se alternaron en el poder del Estado en demérito de otros sectores que fueron desplazados por ese ejercicio del Poder.
Debemos recapacitar en lo que se le debe a los desplazados, por cada uno de los que se beneficiaron de las brechas que frenaron el camino del progresismo con justicia social, habiendo crecido para no repartir nunca jamás lo que era, por derecho, de todos los uruguayos.

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