No sabemos si será cierto, pero hace tiempo nos contaron que con estas palabras Sanguinetti se dirigió a sus seguidores del Partido Colorado cuando terminó su primer mandato.
Y si fue como nos contaron, no le erró en aquel entonces, porque la Administración de Lacalle se encargó de reflotarlo ante la opinión pública.
De ahí en más parecería que todos los gobernantes, Colorados y Blancos, justificándose tal vez en que la Reelección era inconstitucional, gobernaron de espaldas al pueblo, favoreciéndose ellos mismos y a sus allegados con sus "errores", sin importarles la pérdida de popularidad que ello pudiera acarrearles, para volver luego de algún período de gobierno “recargados”, con la certeza de que quienes les siguieran en el Poder les harían buenos de vuelta.
Para quienes así pensaban el sistema cerraba redondito: en 5 años, con la fortuna acumulada un lustro antes, volvían a intentarlo, desafiando a los "pseudo-adversarios" que representaban el continuismo inmediato, cambiando los papeles entre ellos cada 5 años.
El verdadero cambio, personalizado en la amenaza del Frente Amplio, lo pensaban neutralizar con el balotage; de la misma manera que ahora piensan volver a las andadas.
Pero aquel Balotage sólo sirvió para gozar de esa "mala praxis" apenas un período más de gobierno, porque a la primer crisis de la región se vieron todas y cada una de las cosecuencias de las macanas de tanta imprevisión y viveza criolla acumuladas.
Pero ..; perdido por perdido aquel sistema de continuismo, en las elecciones de 2004, aquellos "maestros" de la política apostaron a que el Ejercicio del Poder trampearía las intenciones de cambio del gobierno progresista, y que las crisis y vaivenes de la economía, bien aprovechadas por ellos (la oposición), conjugarían en “pretérito perdido” las esperanzas de la ciudadanía en este gobierno.
El primer susto que se llevaron para concretar sus esperanzas, fue la posibilidad de reelección de un presidente con popularidad en crecimiento permanente, recurriendo entonces a los argumentos constitucionalistas para prevenirse de tal posibilidad. ¿O acaso podemos creernos que a ellos les preocupa el cumplimiento de la Constitución por fuera de sus conveniencias, cuándo sólo se acuerdan de la bendita Constitución para defender sus privilegios?. Pero más aún, hasta hubo quien se bajó de una posible precandidatura para ejemplarizar lo que el presidente debía hacer….. Y sólo volvieron a respirar tranquilos cuando Vázquez dijo "nones"; y aunque nadie le creyó a aquel posible precandidato que se había autoexcluido, sí le creyeron a Tabaré, porque si una cosa saben es que este Presidente Cumple.
Y porque saben que este Presidente Cumplió y gobernó para el País, ahora temen que le hable a la Ciudadanía, pretendiéndo una vez más amparar sus temores en la Constuitución de la República, ya que ésta no dice claramente ni especificamente que el Presidente deba rendir cuentas directamente a la gente, y en su razonamiento por la negativa y mediocridad, lo que no se dice no se puede.
Le temen al Presidente porque éste no precisa de OTROS QUE VENGAN para que lo hagan bueno; y en consecuencia temen que él hable por sí y para los que de ellos emana la autoridad.
Y si fue como nos contaron, no le erró en aquel entonces, porque la Administración de Lacalle se encargó de reflotarlo ante la opinión pública.
De ahí en más parecería que todos los gobernantes, Colorados y Blancos, justificándose tal vez en que la Reelección era inconstitucional, gobernaron de espaldas al pueblo, favoreciéndose ellos mismos y a sus allegados con sus "errores", sin importarles la pérdida de popularidad que ello pudiera acarrearles, para volver luego de algún período de gobierno “recargados”, con la certeza de que quienes les siguieran en el Poder les harían buenos de vuelta.
Para quienes así pensaban el sistema cerraba redondito: en 5 años, con la fortuna acumulada un lustro antes, volvían a intentarlo, desafiando a los "pseudo-adversarios" que representaban el continuismo inmediato, cambiando los papeles entre ellos cada 5 años.
El verdadero cambio, personalizado en la amenaza del Frente Amplio, lo pensaban neutralizar con el balotage; de la misma manera que ahora piensan volver a las andadas.
Pero aquel Balotage sólo sirvió para gozar de esa "mala praxis" apenas un período más de gobierno, porque a la primer crisis de la región se vieron todas y cada una de las cosecuencias de las macanas de tanta imprevisión y viveza criolla acumuladas.
Pero ..; perdido por perdido aquel sistema de continuismo, en las elecciones de 2004, aquellos "maestros" de la política apostaron a que el Ejercicio del Poder trampearía las intenciones de cambio del gobierno progresista, y que las crisis y vaivenes de la economía, bien aprovechadas por ellos (la oposición), conjugarían en “pretérito perdido” las esperanzas de la ciudadanía en este gobierno.
El primer susto que se llevaron para concretar sus esperanzas, fue la posibilidad de reelección de un presidente con popularidad en crecimiento permanente, recurriendo entonces a los argumentos constitucionalistas para prevenirse de tal posibilidad. ¿O acaso podemos creernos que a ellos les preocupa el cumplimiento de la Constitución por fuera de sus conveniencias, cuándo sólo se acuerdan de la bendita Constitución para defender sus privilegios?. Pero más aún, hasta hubo quien se bajó de una posible precandidatura para ejemplarizar lo que el presidente debía hacer….. Y sólo volvieron a respirar tranquilos cuando Vázquez dijo "nones"; y aunque nadie le creyó a aquel posible precandidato que se había autoexcluido, sí le creyeron a Tabaré, porque si una cosa saben es que este Presidente Cumple.
Y porque saben que este Presidente Cumplió y gobernó para el País, ahora temen que le hable a la Ciudadanía, pretendiéndo una vez más amparar sus temores en la Constuitución de la República, ya que ésta no dice claramente ni especificamente que el Presidente deba rendir cuentas directamente a la gente, y en su razonamiento por la negativa y mediocridad, lo que no se dice no se puede.
Le temen al Presidente porque éste no precisa de OTROS QUE VENGAN para que lo hagan bueno; y en consecuencia temen que él hable por sí y para los que de ellos emana la autoridad.